Co-creando la Nueva Tierra

Como seres multidimensionales que ya muchos somos y a través de la conexión de luz de nuestras almas, donde reside nuestro verdadero poder, nos identificamos y vamos enlazándonos como familia de luz, formando una cada vez mayor comunidad espiritual, co-creando en comunión con la Madre Tierra y todos los demás seres vivos sobre ella, la realidad en la que queremos habitar.


Llegar a este punto ha supuesto mucha transformación personal, cada quién que está en el camino lo sabe, pero siempre con la certeza del corazón de que era y es el camino correcto.
La sanación va implícita al cambio y el cambio a la sanación. Cuando uno elige fluir con su corriente del corazón acontecen muchas experiencias que van transformándote y empiezas a encauzar tu vida a la coherencia entre lo que sientes, dices y haces.
Todo tu cuerpo físico, mental, emocional y espiritual clama por estar en consonancia y armonía con el sentir de tu corazón. Y cuando re-conectas con tu corazón, aquietando tu mente, escuchas tu respiración y puedes observarte. Desde ese silencio mental, alineas tu ser interior con tu yo superior para sentir tu propia armonía, haciendo brotar así tu inteligencia espiritual, tu verdadero poder.


Como ser completo y renacido, fruto de la sanación pero también de la integración de todas tus partes, el discernimiento cobra mucha importancia. Tu ojo interior te guía, es la intuición la que marca el camino.
Aprendes que todo está conectado y que todos somos uno y que lo que le haces a otro te lo haces a ti mismo.
Honrándonos con conciencia y con amor, honramos a los demás.

Convirtiéndonos cada día en la mejor versión de nosotros mismos contribuimos a la luz que nutre la conciencia colectiva de nuestro entorno y así beneficiamos al colectivo. Tu luz ilumina el camino de los demás.

Somos nosotros: yo, tú y otros -nos y otros- los que actuando desde el corazón vamos modelando con cada una de nuestras acciones un nuevo entorno en el que vivir donde fluye el amor, el respeto, la libertad, la compasión y la paz.
Somos energía y ésta sigue al pensamiento. Visualicemos con imaginación -poner una imagen en acción- la Tierra que deseamos co-crear más humanamente.


Es hora de Vivir por Vivir, de Ser, de Estar, de Enamorarnos de la Vida, de nosotros mismos, de en Amor darnos a los demás, de enseñar a ayudarse y ayudarnos, a descolonizarnos de los imperativos deshumanizantes de este sistema tecno-económico-social.

Es hora de estar al servicio de la Vida en la nueva Tierra.

Es tiempo de permitirnos hacer las cosas de otra manera, desde la verdad de nuestro corazón.
Es tiempo de permitirnos que nuestra alma nos guie y que nuestro corazón nos impulse a la acción.
Es tiempo de permitirnos volar.
Florezcamos por el gozo de ser quienes somos.

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